17 marzo 2012

La lucha

-Bien. Entonces este el plan- explicó Gadreel- Lucy, ya sabes que no puedes hacer nada por Galor. Ella decidirá en qué bando luchar. Seguramente vendrá con el enemigo y tendremos que luchar contra ella y entonces tendrá que decidir. 
En cuanto a los demás- dijo refiriéndose a sus hermanos- seguireis las instrucciones que os de Gabriel, como siempre ha sido. Lucy, perdón, Madre y yo iremos a por Adifa. 

- Creo que no-contestó Lucy- yo tengo mi propio plan. 

- Claro...¿y cuál es ese plan?- preguntó Gadreel con ironía.

- Ya lo verás. 

Lucy levantó el vuelo y se fue a casa a descansar. No sabía en que momento tendría lugar la batalla, pero sabía que si no le avisaba Gadreel, lo harían sus instintos. 
Cuando llegó  a su apartamento, no le hizo falta comprobar las habitaciones, ya sabía que Galor no se encontraba allí. Podía sentirla cuando aparecía. 
Se metió bajo las sábanas  y se quedó dormida pensando en su amiga. Si su plan no funcionaba, probablemente Galor no volvería a ser quien era. Si funcionaba y ganaba la batalla...tampoco sabía que pasaría excatamente con ella. Gadreel solo le había explicado que podría morir. Pero ¿qué pasaría si sobreviviese? Era Madre Isska únicamente para la batalla. Había sido capaz de ver a Galor, a Gadreel, a Amira, a todos los ángeles e incluso a Padre porque había sido convocada como Isska. Una vez terminada la batalla, ¿dejaría de verles? ¿ya no podría comunicarse con ellos? Pensó en la posibilidad de no volver a ver a Gadreel. Eso la entristeció. Cerró los ojos y mientras una lágrima rozaba su mejilla, se durmió. 

Un aliento que hedía a azufre la despertó de pronto. Al abrir los ojos se encontró con Adifa quien, con mirada desafiante y una sonrisa tenebrosa, le agarró por el cuello clavando sus zarpas en su piel. 

- ¿A qué has venido aquí?- preguntó Lucy intentando zafarse de ella. 
-Es la hora. Veamos qué sabes hacer.- soltó su cuello y desapareció.

Cuando Lucy recobró la calma fue al encuentro de Gadreel. Las tropas celestiales ya estaban preparadas para el asedio. Lucifer llegaría de un momento a otro para tomar el trono de su padre. 

Tantas veces lo había intentado sin conseguirlo, pero siempre estaba decidido a hacerlo ya que pensaba que algún día lo lograría, aunque aún no sabía cómo. Los soldados de su padre siempre lograban vencerle y si él no les aplastaba, jamás sería capaz de llegar hasta Él y derrotarle. Esta vez había algo diferente. Adifa le había informado de que la nueva Isska era completamente humana y, a diferencia de ella que pensaba que esto era toda una oportunidad, Lucifer estaba nervioso. Durante eras se dedicó a observar y tentar a los humanos. Les conocía muy bien. Y por eso precisamente estaba nervioso. No las tenía todas consigo. Esta nueva Isska podía marcar la diferencia. 

Gadreel se acercó a Lucy. 

-Bienvenida. Por un momento pensé que te habías echado atrás- le dijo jocosamente, tal vez intentando aliviar la tensión del momento.

- Creo que no podría aunque quisiera. Alguien ha venido a avisarme. Parece que quiere una lucha personal. Y bien...¿cómo va todo hasta ahora?

- Todos están en posición. Lo único que pueden hacer es defender el fuerte, ya sabes. De todos modos, eso no es asunto nuestro. Gabriel se encarga de ellos. Tu y yo tenemos que ir a por Adifa. ¿Estás preparada? ¿Seguirás mi plan o continuarás con el tuyo?

- Seguiré tu plan- dijo con la mirada perdida.

-Me alegra oirlo.

-Al menos hasta que pueda llevar a cabo el mío- extendió sus alas- vamos a por ella-dijo alzando el vuelo.

Gadreel la siguió. En el aire, pensó en lo fantástico de poder volar juntos. En lo maravilloso de ser criaturas iguales. Él nunca podría ser humano pero ella, aunque fuera por unos instantes, podía ser un ángel, como él. 
Entonces Lucy le miró y esbozó una sonrisa llena de amor , amistad y confianza. 

-Ahora mismo- pensó él- no es capaz de ver el amor que me inspira.

-¿Te ocurre algo Gadreel?- preguntó lucy al ver la expresión de tristeza en su rostro.

- Tenemos que hablar.

- ¿Ahora? estamos a punto de comenzar una batalla...

- ¿Nunca te has preguntado por qué Galor dijo que no era diferente de ella? ¿ por qué Padre me perdonó?

Lucy se detuvo de pronto. Sí, por supuesto que se lo había preguntado pero no había querido inmiscuirse. 

- Por favor. He de hablar contigo. Bajemos ahí, a esa cueva. Solo será un momento. 

Lucy accedió. Entraron en la cueva y ,tras tomar asiento, Gadreel comenzó a contar toda la historia a Lucy.





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