31 agosto 2009

Las alas de mi vida: el ángel caído.


Los minutos pasaban en el salón de Lucy. Nadie se atrevía a hablar. ¿Qué se suponía que había que decir? Galor no se fiaba en absoluto de Gadreel y no le hacía ninguna gracia que su importante protegida se relacionase con él. Por su parte, Gadreel solo se fiaba de Lucy, más aún después de notar cierto cambio en Galor, algo en ella había mejorado. Antes no era capaz siquiera de darse cuenta de que él estaba en la misma habitación y sin embargo ahora, sí.
Lucy, sentada entre los dos y viendo que ninguno abría la boca y que lo único que hacían era observarse continuamente, decidió que tenía que romper el hielo. Se levantó del sofá y sonriendo para calmar la tensión, preguntó:

-"¿Alguien quiere tomar algo?"

Galor y Gadreel dejaron de mirarse para mirarla a ella con cara de pocos amigos y Galor le contestó:

-"¿Acaso tu ángel caído puede alimentarse? Recuerda que yo, tu ángel guardián, el de verdad, el que tiene que estar contigo, no puedo. Tal vez él necesite alimentos humanos ahora que no pertenece a la luz."

Gadreel no podía creer lo que ese ángel novato acababa de decir. ¿Cómo osaba hablar así de él? ¿Cómo osaba siquiera hablar de él? Finalmente, se decidió a hablar.

-"Has avanzado mucho Galor. Diría que incluso demasiado para un ángel de tu rango."
-"¿Qué quieres decir?"-le respondió ella, dejando ver que estaba molesta por esa afirmación.
-"Tienes capacidades imposibles de obtener para tí. Al menos, imposibles de obtenerlas por tí misma. Imagino que tus intenciones son buenas. Seguramente solo querías proteger a Lucy como podría hacerlo yo. Eso está bien, muy bien. Pero ten cuidado, Galor. Quien juega con fuego se acaba quemando."-dijo él.
-"¿Como te ha pasado a tí, amigo?- contestó Galor, ante el asombro de Lucy al ver el fervor con el que su nuevo ángel intentaba protegerla. -"Lucy, no debes creerle tan solo porque te parezca alguien muy atractivo. Las apariencias engañan."
-"¿Qué...?"- dijo Lucy, nerviosa y poniéndose roja como un tomate.-"¡No me parece atractivo! ¡No digas esas cosas!"
Gadreel mirándola, exclamó:
-"¿De verdad? ¿Te parezco atractivo? Bueno, lo extraño sería lo contrario."

Lucy se enfureció. Tenía que zanjar esa conversación.

-"Tú, Gadreel, deja de creerte todo lo que oyes. Y tú, Galor, confía en mí, sé lo que hago. Vamos a hablar de lo que realmente debemos hablar, ¿de acuerdo?."

Por un momento, hubo un instante de complicidad entre los dos ángeles. Y Galor le preguntó a Gadreel:

-"¿Podrías darme algún consejo para lidiar con ella día a día?"
-"Sí, no aparecerte nunca. ¡Ja, ja, ja!"
Mientras ambos se reían, Lucy dejó de fruncir el ceño para sonreír. En el fondo se llevaban bien, aunque fuese riéndose a su costa.

-"¿Qué es eso? ¿Lo oyes Gadreel?"- preguntó Galor, riéndose.
-"Sí. Es el silencio. Es Lucy callada. Sin grititos y sin quejas."
-"¿Por qué será que sois los únicos ángeles que son capaces de sacar toda mi ira?"- dijo Lucy.
-"Vamos, solo ha sido una broma Lucy. Además, sólo nos conoces a nosotros dos."- le dijo Galor.
Gadreel dejó de reirse para mostrar un semblante más serio y mirando a Galor, dijo:
-"No solo a nosotros dos. También a Amira."
Un nuevo silencio invadió la sala. Galor agachó la cabeza. Lucy no entendía nada. Gadreel se acercó a Galor y le tomó la mano.
-"Confía en mí."- le dijo.-"Pediste tus nuevas capacidades a Amira ¿verdad?"
-"Sí..."-contestó ella, como si estuviese arrepentida. Arrepentida por haber hecho eso y también por confiar ahora en ese ángel que supuestamente era un peligro para su protegida. Ese ángel, era como ella y estaba tan cerca...le estaba acariciando la mano con una ternura y un calor que no había conocido antes.
-"Galor. Sé que lo hiciste por un objetivo noble, proteger a Lucy. Pero has de saber que aunque Amira sea un ángel de un puesto muy superior y posea grandes capacidades, ella no es más que la palabra de Dios. No puede dar poderes a otros ángeles. Sin embargo, a tí te los entregó. ¿No crees que es ago extraño? ¿Cuál crees que es su objetivo? Y, sobre todo, ¿por qué se relaciona con un ángel nuevo?" - le dijo , mientras acariciaba su rostro, dándole a entender que no tenía nada que temer de él.

Entonces, Galor abrió los ojos, sorprendida. ¿Cómo no se había dado cuenta?

-"Ella lo sabía todo....sabe que tú estás viendote con Lucy. Pero tú conseguías esquivarla. Y tuvo la oportunidad de saber donde estás en cada momento cuando yo acudí a ella en busca de ayuda. Si yo puedo encontrarte, ella también. Pero... entonces,¿por qué no usa ella esas capacidades? ¿Por qué darmelas a mí?"

-"Galor, hay algo de esas capacidades que no conoces. Se supone que debemos ir adoptándolas nosotros mismos con el tiempo y la experiencia. Si no es así, es decir, si las obtenemos de alguna otra ,manera, no son capacidades divinas. ¿Entiendes lo que quiero decirte? Piensa un poco, ¿has podido contactar con Él desde que Amira te otorgó esos poderes?"

Galor no podía creer lo que oía. Recordó la frase que Gadreel le dijo hacía unos minutos.
"Quien juega con fuego, se acaba quemando."

Lucy se metió en la conversación:

-"Estás diciendo que Amira está relacionada con el otro bando? Eso es imposible...¿no? Y Galor es ....es...un..."

-"Un demonio."- le contestó Gadreel. "Ha perdido sus alas y lo peor es que ha sido por un engaño."-dijo con semblante triste y abrazando a Galor.

-"¿Me está abrazando? Sabe que soy un demonio, su enemigo ahora mismo y aún así me está abrazando...realmente es un rebelde, sí, pero nunca un rebelde me había parecido tan leal."- pensó Galor.

Lucy se apresuró a unirse al abrazo. Galor un demonio....entonces, ¿quién era ahora su ángel de la guarda? Miró a los dos mientras los abrazaba y, besándoles en la mejilla, pensó que no le hacía falta nigún ángel de la guarda teniendo a Gadreel y a Galor a su lado.

12 agosto 2009

Las alas de mi vida: Mi respuesta.


-"Lucy, deberías levantarte ya o no llegarás a trabajar."-dijo Galor.
-"No creo que sea una buena idea. No he pegado ojo en toda la noche."- se quejó ella.

Galor, tiró de las sábanas para que Lucy saliera de la cama, pero no salía.

-"¡Ya es suficiente! ¡Deja de molestarme!"- dijo Lucy, sin siquiera abrir los ojos.

Galor paró de tirar de las sábanas y se quedó en silencio. Cuando Lucy se dió cuenta, se dió la vuelta para ver qué pasaba. Allí de pie, frente a ella, estaba su ángel guardián mirándola como si fuese una madre a punto de castigar a su hija por algo malo.

-"¿Ocurre algo...?"-preguntó Lucy.
-"¿Que si ocurre algo? ¡¿Que si ocurre algo?! ¡Sí Lucy, ocurre algo!"- le espetó.
-"Vaya...has contestado a mi pregunta con otra pregunta, como siempre, pero sin embargo has terminado con una afirmación. Eso es raro en tí. Aquí ocurre algo...."
-"Te diré lo que vamos a hacer. Vas a levantar tu culo de esa cama, vas a darte una ducha , te vestirás y nos iremos a trabajar. Sí, he dicho "nos" , porque esta vez te acompañaré. Y estaré pegada a ti durante toooooda tu jornada."- dijo, con el ceño fruncido.
-"¿Qué bicho te ha picado hoy? Ya te dije la otra vez...."
Galor se adelantó a sus palabras: -"Sé lo que me dijiste la otra vez. Pero esta vez tendrás que acceder. "
-"Ah, ¿sí? y eso, ¿por qué?"
-"¡Maldita sea, Lucy! ¡Soy tu ángel de la guarda y ni siquiera sabía que te estabas viendo con Gadreel!"
Lucy se quedó de piedra.
-"¿Cómo sabes tú eso? Es imposible..."
-"Oh, vaya. Así que es imposible , ¿verdad? Y eso ¿por qué? ¿Porque soy un ángel tonto? Vistete y vamonos."

Lucy no tuvo más remedio que obedecer a Galor e intentó no pensar en Gadreel en toda la mañana, para que no apareciese con Galor allí. Además, ya era suficiente intentar no parecer una loca delante de su jefe y de los clientes con un ángel hablandole cada dos por tres.

Cuando acabó su jornada y volvió a casa, supo que no iba a poder estar sola durante un largo tiempo, hasta que Galor volviese a confiar en ella. Solo podía estar sola en un sitio, el baño. Y allí volvió a leer la carta que Gadreel le entregó y de la cual Galor no sabía nada.

La carta decía así:

"Mi padre es sabio, Isska, pero alguien le ha nublado la vista haciendole ver que yo soy un traidor. Por eso me separaron de tí. Por eso ahora estás con Galor. Por eso ahora eres Isska y no solo Lucy. Se supone que tu deber ahora es adivinar de qué lado estoy y qué se supone que es lo que voy a hacer. Como bien sabes, existen dos bandos. El bien y el mal. Ahora bien, te explicaré lo que ocurre. Te diré por qué piensan que yo soy el mal ahora mismo. Te diré todo lo que no van a contarte. Esta guerra entre los dos bandos lleva en marcha demasiado tiempo y hay seres del bando del mal que no quieren que esto continúe así. Quieren emprender una verdadera guerra, una que termine con todo esto de una vez. Quieren obtener el poder de una vez por todas. Están dispuestos a desafiar a su propio creador, como ya lo hizo Lucifer, pero esta vez, esperan la victoria. Y aquí viene lo bueno. Agárrate. Puede ser que esta vez la consigan porque tienen a alguien del bando del bien de su lado. Alguien que puede infiltrarse con facilidad en la mente de Él. ¿Sabes ya de quién te estoy hablando? Quién mejor que "la palabra de Dios" ¿recuerdas lo que significa el nombre de Amira, verdad? Y fue porque me di cuenta de lo que ocurría, de los planes de Amira, por lo que empecé a investigar y por lo que Amira me tomó por un estorbo para ella y decidió manipularle a Él para que pensara que soy un peligro para el bien.
Y cuando tú decidiste dejar este mundo, me fije en tí, como nunca antes me había fijado. Supe que si evitaba que te fueras, Él lo vería y pensaría que algo extraño ocurría entre tú y yo , como si yo fuese a utilizarte para mis "malignos planes". Supe que te convertiría en Isska.
Ahora necesito tu ayuda para descubrirla. Creéme, ella no te quiere ayudar. Yo sí."

Entonces decidió que tenía que hablar con él, tenía que llamarle. Y sabía cómo hacerlo, así que, cerró los ojos y revivió una vez más el beso. Las mejillas se le llenaron de lágrimas recordándolo y entonces Gadreel, secándoselas con la mano, le dijo:

-"Eh, tranquila, ya estoy aquí, contigo."
Lucy le sonrió y se abalanzó sobre él para abrazarlo. Y él la correspondió protegiéndola entre sus brazos.
De pronto sonó la puerta. Era Galor, impaciente por ver que no salía del baño.

-"¿Estás ahí? ¿Lucy?"

-"Tenemos que decírselo. Tenemos que hablar con ella. No se lo dirá a Amira, lo sé."-le dijo a Gadreel. Él no pensaba lo mismo y lo dejó ver en un gesto de preocupación. -"Mira, querías una respuesta,¿ no? Mi respuesta es sí, confío en tí y te ayudaré. Quiero que tú también confies en mí. Y en ella."

Galor seguía en la puerta. -"¡Lucy! ¿con quién estás hablando? ¿es él? ¿es Gadreel? no me hagas atravesar la puerta, sabes que puedo hacerlo."

Gadreel tomó la mano de Lucy y le dijo:
-"Está bien, vamos. De todos modos, no aguanto sus gritos."
Lucy sonrió y abrió la puerta y salió del baño con él.

Galor no se lo podía creer.
-"Tenemos que hablar" - le dijo Lucy, invitándola a sentarse.