26 abril 2009

El cazador de almas


-" Si me preguntases cuál es mi trabajo, te diría que soy un cazador de almas. Si me preguntases si me gusta mi trabajo, te contestaría que a veces sí y a veces no. Pero si me preguntas cómo lo llevo a cabo, no podré contestarte sin llevarte conmigo."

Tras oir estas gélidas palabras, un escalofrío recorrió la espalda de Karen Lewis, escritora desde los 16 años. En realidad, fue una buena escritora hasta que, se le acabaron las "buenas ideas" , como su editor solía llamarlas.
Mientras enjabonaba su cuerpo en la ducha, pensaba en las razones por las que se había metido en este lío. ¿Pará qué necesitaba exponer su vida a ese cazador de almas? ¿Cómo habían podido convencerla? Porque no sabía decir que no a nada. Por eso y porque su editor Eddie, le había planteado un ultimátum, o escribía algo que pudiera venderse, o se iba a la calle.
Cuando terminó de prepararse, se dispuso a salir por la puerta no sin antes mirar de reojo el contestador, por si acaso le aguardaba algún otro mensaje de aquel misterioso hombre.
Salió por la puerta convenciéndose a sí misma de que no le ocurriría nada aquella noche. Iba a trabajar, sólo eso, y ella había pedido a ese hombre que le contase su historia para poder publicarla, más bien, le había pagado para ello. Les interesaba a ambos así que, no tenía por qué temer nada.
Cogió un taxi y se dirigió hacia las afueras de la ciudad, donde residía el cazador de almas. Era curioso, iba a escribir sobre él y ni siquiera sabía su nombre aún, ni cómo era físicamente. Lo único que sabía era que, a juzgar por sus palabras en el mensaje del contestador, era un tanto amenazante. Fue su editor quien pagó a este hombre y quien concertó la cita.
-"Señora, hemos llegado. ¿Seguro que quiere bajarse aquí? Yo no pienso acompañarla...así que usted verá. Son 7 dólares con cincuenta." le espetó el taxista, un tal Thomas Richardson, de Chicago y de 55 años de edad, o al menos eso era lo que decía su placa de taxista, pero ese hombre...ni era de Chicago, ni tenía 55 años, si acaso, era de Birmania y tendría unos 30 años aproximadamente.
-"Señora, no pienso quedarme aquí hasta que termine usted de leer mi placa, ¿entiende?. Cuanto más tiempo pasemos aquí, más le cobraré. De hecho, ahora son 7 dólares con sesenta, ¿va a pagarme o qué?" dijo, nervioso.
Karen alzó la vista hacia su interlocutor, metió la mano en el bolso y sacando un billete de 100 le preguntó:
-"¿Tiene suficiente con esto?". A lo que el taxista respondió jocosamente: -"Es un billete muy grande señora, acaso va a pedirme algo?". -"Mire, estaré ahí dentro trabajando durante más o menos 3 horas, lo que quiero pedirle es que transcurrido ese tiempo, vuelva aquí a buscarme" pidió ella amablemente sin hacer caso de la risa de este hombre. Thomas asintió con la cabeza y cogió el billete de las temblorosas manos de su clienta. Mientras guardaba el dinero en su cartera, le espetó: -"No sé qué es lo que va a hacer usted ahí adentro y no pienso preguntar pero, está segura de querer entrar?". Cuando se giró para escuchar la respuesta, Karen ya se había ido, dejando la puerta del taxi abierta. -"¡Mujeres!-dijo mientras se alejaba de aquel lugar.

Cuando Karen llegó a la puerta de la lujosa mansión del cazador de almas, en un último intento por relajarse miró al cielo mientras inspiraba profundamente y, de repente, estalló una tormenta.
-"¡Joder! ¡lo que me faltaba!". Se decidió a llamar al timbre, al fin y al cabo, si no la mataba ese hombre, lo haría una pulmonía. La puerta se abrió, no había nadie allí y se podía escuchar una melodía clásica que, al parecer, provenía del salón. -"Bueno, supongo que él estará allí adentro" pensó. Y se adentró en la casa. -"Buenas noches, señorita. ¿Puede dejarme su abrigo, por favor?"- escuchó tras ella. Un nuevo escalofrío recorrió su espalda. Se giró y, ante sus ojos , una joven de piel extremadamente blanca y de aspecto extremadamente frágil, esperaba su respuesta. -"Por supuesto. Muchas gracias. Soy..." -" Sé quién es, y a lo que viene. No se preocupe, usted sólo entrégueme su abrigo y dirijase al salón, allí le espera el señor" dijo la joven, sin dejar terminar de hablar a Karen. -"Está bien, gracias." dijo Karen mientras asentía con la cabeza.
Llegó al salón y, allí, frente al ventanal y de espaldas a ella, un hombre le dió la bienvenida.
-"Espero que haya sabido encontrar el camino sin ningún problema, señorita Lewis". Dijo el hombre, sin siquiera mirarla.-"Sí, gracias por preocuparse, señor..." -"No sabe mi nombre, ¿verdad?. No me sorprende, su editor no parece tener muchas luces, así que supongo que no le habrá dicho cómo me llamo." -"No, señor, no lo ha hecho". Dijo ella, ya más calmada tras descubrir que, al menos, ese hombre sabía dialogar. -"Bueno, tampoco parece que vaya a lanzarse a mi cuello" pensó. -" Por cierto, si le interesa, mi nombre es Patrick Taylor". dijo él, al tiempo que se giraba para mirar a los ojos a quien pasaría unas horas con él. -"¡Vaya!" exclamó Karen sorprendida. -"Un nombre muy normal para alguien tan extraño". -"No se preocupe querida, no voy a lanzarme a su cuello" le espetó con una sonrisa en la boca. Y mientras Karen se preguntaba si este hombre podía leerle la mente, él le ofreció asiento y se dió cuenta de que estaba empapada. -"Veo que mi querida Trude no le ha ofrecido un baño y ropa seca." -"Disculpe, ¿qué?, ¿quién...?"dijo Karen aún absorta en sus pensamientos. -"¡Trude, querida! ¿serías tan amable de venir un momento?" llamó. A los pocos segundos, Trude, la joven que pidió el abrigo a Karen en la puerta, apareció en la estancia sin decir nada, ni hacer una sola mueca y mirando al suelo. -"Gracias por acudir, querida. Podrías ofrecerle a la señorita un baño caliente y algo de ropa limpia? Después charlaremos mientras cenamos." dijo, mientras se servía algo más de licor en su copa. Karen siguió a la doncella escaleras arriba, abrumada por tanta consideración de aquél que pensaba que iba a hacerla daño. Pero aún así, no podía dejar de pensar en el mensaje del contestador que hacía tan sólo una hora había escuchado...

CONTINUARÁ

2 comentarios:

  1. Hola q tal? Me gusto mucho tu blog, aún no he leído todos los escritos, pero los primeros que leí se me hacen muy interesantes, yo apenas he comenzado con esto de escribir y mis ideas aún no son tan claras, pero bueno eso me satisface un poco, el escribir, saludos bye....

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  2. Gracias! Me alegro de que te guste, la verdad es que no lo hago muy bien, pero me gusta escribir, es verdad que satiface.
    Gracias por interesarte por mis historias y por dejar comentarios. Saludos!

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